Hablar de Internet como el gran canal de comunicación o el escenario donde se mueven multitud de transacciones comerciales no parece una novedad en pleno 2021, pero conviene recordarlo debido al gran vuelco que ha dado la sociedad debido a la pandemia del coronavirus.
El Covid 19 ha demostrado la vulnerabilidad que tiene la población global para defenderse frente a amenazas invisibles y esa capacidad de defensa tan mermada guarda mucha relación, precisamente, con el proceso de globalización.
Durante 2020 hemos sido partícipes de una nueva reinvención de internet como escenario, el ciberespacio, donde se concentran la información de personas y empresas, transacciones económicas, conversaciones, negocios, conocimiento ...
Todo esto supone una importante ventaja para la población y las empresas, pero implica también sus riesgos, de ahí la necesidad de impulsar sistemas de protección de datos potentes y redes de ciberseguridad que alejen los ataques cibernéticos, los intentos de fraude y el robo de información.
Las nuevas tecnologías, y cada cual que introduzca en este término las que considere realmente como novedosas, han dotado a usuarios e instituciones mayor libertad para gestionar su actividad laboral, su vida personal o sus finanzas.
Todo ello lo hacen, aparentemente, bajo una pátina de gratuidad, pues nadie te dice que internet no sea gratuito, pero la realidad es que el pago que se entrega es exponer datos personales de relevancia que pueden dejar expuesta nuestra privacidad.
Aparecen así dos conceptos de gran relevancia, la ciberseguridad y la protección de datos. Para el segundo existe normativa muy desarrollada, el Reglamento de Protección de Datos, que exige a las organizaciones que manejan datos de clientes y usuarios en internet garantizar la seguridad de esa información incluso antes de adquirirlos.
El incumplimiento de esta legislación puede acarrear grandes multas para las compañías que tratan con datos personales. A su vez, las empresas también pueden ver comprometida su información mediante ataques cibernéticos, y es ahí donde aparece el concepto de ciberseguridad.
No existe una definición oficial para el término ciberseguridad, pero sí una oficiosa y generalizada que habla de todas aquellas acciones encaminadas a proteger los datos generados a partir de los dispositivos conectados a internet.
De este modo, ciberseguridad y protección de datos son conceptos íntimamente relacionados y que van de la mano. La creciente preocupación por la privacidad en internet está justificada pues cada día se producen ataques cibernéticos que exponen información sensible ante los piratas informáticos.
Este fenómeno está impulsando una demanda muy alta de profesionales especializados en esta materia: técnicos de ciberseguridad, ingenieros de datos, expertos en Big Data y un largo etcétera de disciplinas cada vez más necesarias en las empresas.
Por este motivo también han aparecido en los últimos años sistemas que permiten validar esa formación o esos estándares de seguridad que implementan las empresas en sus organizaciones para impulsar mayor confianza entre los consumidores.
La norma ISO 27001 es un ejemplo de ello, pues certifica que la compañía que está en posesión de ella cuenta con sistemas de seguridad y confianza que protegen la información que manejan, ya sea interna o datos recibidos de clientes y socios.
En el terreno de los profesionales también aparecen certificados como el CCDP y el CCSP, que demuestran que la persona que los obtiene está capacitada para tratar sistemas de protección de datos y cuenta con formación suficiente para implementar estrategias de ciberseguridad.
Todo este proceso de digitalización constante de la sociedad y entrega aceptada de datos a la red está generando un crecimiento en la demanda de los profesionales de la ciberseguridad. Estos, para ser atractivos de cara a un posible empleo, deben primero formarse suficientemente a través de un Máster en Protección de Datos y otras ofertas educativas centradas en todo esta área.
Se estima que el coste anual del cibercrimen alcanzará los seis billones de dólares, según afirma Julen Mur, responsable de Hays, empresa especializada en recursos humanos. La ciberseguridad tiene grandes expectativas de crecimiento y empleabilidad a corto, medio y largo plazo.
Las nuevas formas de trabajo mucho más digital han potenciado esa exposición a los riesgos cibernéticos, pero también ha significado un mayor interés en las disciplinas mencionadas anteriormente, todas ellas de corte tecnológico.
Estar presente en internet obliga a proteger nuestra privacidad, y eso solo es posible siendo conscientes de a quién entregamos nuestros datos y cómo se protegen frente a las vulnerabilidades.
El Covid 19 ha demostrado la vulnerabilidad que tiene la población global para defenderse frente a amenazas invisibles y esa capacidad de defensa tan mermada guarda mucha relación, precisamente, con el proceso de globalización.
Durante 2020 hemos sido partícipes de una nueva reinvención de internet como escenario, el ciberespacio, donde se concentran la información de personas y empresas, transacciones económicas, conversaciones, negocios, conocimiento ...
Todo esto supone una importante ventaja para la población y las empresas, pero implica también sus riesgos, de ahí la necesidad de impulsar sistemas de protección de datos potentes y redes de ciberseguridad que alejen los ataques cibernéticos, los intentos de fraude y el robo de información.
La protección de datos, porque navegar por internet conlleva un precio
Las nuevas tecnologías, y cada cual que introduzca en este término las que considere realmente como novedosas, han dotado a usuarios e instituciones mayor libertad para gestionar su actividad laboral, su vida personal o sus finanzas.
Todo ello lo hacen, aparentemente, bajo una pátina de gratuidad, pues nadie te dice que internet no sea gratuito, pero la realidad es que el pago que se entrega es exponer datos personales de relevancia que pueden dejar expuesta nuestra privacidad.
Aparecen así dos conceptos de gran relevancia, la ciberseguridad y la protección de datos. Para el segundo existe normativa muy desarrollada, el Reglamento de Protección de Datos, que exige a las organizaciones que manejan datos de clientes y usuarios en internet garantizar la seguridad de esa información incluso antes de adquirirlos.
El incumplimiento de esta legislación puede acarrear grandes multas para las compañías que tratan con datos personales. A su vez, las empresas también pueden ver comprometida su información mediante ataques cibernéticos, y es ahí donde aparece el concepto de ciberseguridad.
La importancia de la ciberseguridad y el auge de estos profesionales
No existe una definición oficial para el término ciberseguridad, pero sí una oficiosa y generalizada que habla de todas aquellas acciones encaminadas a proteger los datos generados a partir de los dispositivos conectados a internet.
De este modo, ciberseguridad y protección de datos son conceptos íntimamente relacionados y que van de la mano. La creciente preocupación por la privacidad en internet está justificada pues cada día se producen ataques cibernéticos que exponen información sensible ante los piratas informáticos.
Este fenómeno está impulsando una demanda muy alta de profesionales especializados en esta materia: técnicos de ciberseguridad, ingenieros de datos, expertos en Big Data y un largo etcétera de disciplinas cada vez más necesarias en las empresas.
Por este motivo también han aparecido en los últimos años sistemas que permiten validar esa formación o esos estándares de seguridad que implementan las empresas en sus organizaciones para impulsar mayor confianza entre los consumidores.
La norma ISO 27001 es un ejemplo de ello, pues certifica que la compañía que está en posesión de ella cuenta con sistemas de seguridad y confianza que protegen la información que manejan, ya sea interna o datos recibidos de clientes y socios.
En el terreno de los profesionales también aparecen certificados como el CCDP y el CCSP, que demuestran que la persona que los obtiene está capacitada para tratar sistemas de protección de datos y cuenta con formación suficiente para implementar estrategias de ciberseguridad.
Una profesión cada vez más demandada
Todo este proceso de digitalización constante de la sociedad y entrega aceptada de datos a la red está generando un crecimiento en la demanda de los profesionales de la ciberseguridad. Estos, para ser atractivos de cara a un posible empleo, deben primero formarse suficientemente a través de un Máster en Protección de Datos y otras ofertas educativas centradas en todo esta área.
Se estima que el coste anual del cibercrimen alcanzará los seis billones de dólares, según afirma Julen Mur, responsable de Hays, empresa especializada en recursos humanos. La ciberseguridad tiene grandes expectativas de crecimiento y empleabilidad a corto, medio y largo plazo.
Las nuevas formas de trabajo mucho más digital han potenciado esa exposición a los riesgos cibernéticos, pero también ha significado un mayor interés en las disciplinas mencionadas anteriormente, todas ellas de corte tecnológico.
Estar presente en internet obliga a proteger nuestra privacidad, y eso solo es posible siendo conscientes de a quién entregamos nuestros datos y cómo se protegen frente a las vulnerabilidades.
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