Los dispositivos móviles permiten que los usuarios lleven a cabo su actividad vayan donde vayan. Gracias a la expansión del comercio internacional, las conexiones móviles han pasado al primer plano de muchas estrategias de negocio. Podemos estar conectados en todo momento y en cualquier lugar: en aviones y en coches, en casa, en un hotel o una cafetería, y en la oficina.
Cuando hablamos de dispositivos móviles, nos referimos a dispositivos como los portátiles ligeros y los ultraportátiles, la tabletas, los smartphones y los asistentes digitales personales.
Al mismo tiempo, el aumento del uso de los dispositivos móviles implica que la seguridad sea un factor muy importante para proteger la información confidencial. Casi todos los dispositivos están conectados a Internet, lo que abre una puerta a los ataques malintencionados dirigidos a los documentos corporativos confidenciales, al correo electrónico, fotos, vídeos, así como a cualquier otra información personal, como la información bancaria o la lista de contactos.
La causa de los mayores riesgos de seguridad asociados a los dispositivos móviles es, precisamente, el hecho de poder llevarlos donde queramos. Los dispositivos móviles no solo son vulnerables a los ataques malintencionados, sino que también lo son a las amenazas malintencionadas que proceden del interior de la empresa.
Los dispositivos móviles usan la tecnología de redes inalámbricas para conectarse a las redes, que son más susceptibles a los ataques que las redes por cable. También es más fácil acceder a la información que se transporta. Estos servicios también pueden almacenar datos que, a menudo, están desprotegidos. Son vulnerables a los ataques de red y son un blanco fácil para los robos, que pueden hacer que la información confidencial se use de forma inapropiada.
Los dispositivos móviles también se han convertido en objetivos populares para el malware. El malware suele estar programado para usar un dispositivo infectado como medio para propagarse a otros dispositivos. Las funciones de hardware, como las cámaras web y los micrófonos, son puntos fáciles de entrada a través de protocolos y software asociados.
Las amenazas a la seguridad de los dispositivos móviles se dividen en tres categorías amplias: amenazas físicas, amenazas de malware y amenazas de red inalámbrica.
Las amenazas físicas son los robos o las pérdidas de dispositivos. Los robos y las pérdidas son una amenaza directa para los datos almacenados en el dispositivo, ya que normalmente no se habrán establecido mediadas para protegerlos. Los usuarios pueden contribuir a evitar esta situación si son más cuidadosos con sus dispositivos móviles y si hacen todo lo posible para que no caigan en las manos equivocadas.
Siempre que sea posible, los usuarios malintencionados usarán los datos comprometidos para iniciar ataques contra la infraestructura y los sistemas de TI de su organización, lo que puede afectar a la confidencialidad del cliente, la pérdida de información corporativa, así como perjudicar a la reputación de la organización.
Las amenazas de malware a los dispositivos móviles son las mismas que para los equipos de escritorio, llegando incluso a ser más destructivas. Esto sucede principalmente porque los programas antivirus para los dispositivos móviles no se han desarrollado al mismo nivel que los de escritorio.
Entre los tipos de malware más populares se encuentran los virus, gusanos, troyanos, spyware, backdoor, adware, rootkit, spam y spim, entre otros.
Una red inalámbrica es una red de dispositivos que están conectados entre sí mediante la tecnología inalámbrica. La red también puede incluir unos cuantos componentes por cable pero, por norma general, la comunicación se produce de forma inalámbrica. Normalmente, las conexiones se establecen a través de diferentes longitudes de ondas o de ondas electromagnéticas de baja frecuencia. Este tipo de red se conoce como red de área local inalámbrica o WLAN.
El hecho de que la red sea inalámbrica la expone a cualquiera que tenga el tipo de interfaz de red adecuado. De hecho, interceptar una red inalámbrica es parecido a interceptar una conversación de la que se entiende el idioma en el que se habla.
Esto significa que las redes inalámbricas son bastante menos seguras que las redes por cable, si el acceso no está muy controlado. Las intrusiones en la red pueden ocasionar robos y daños en los datos, lo que puede perjudicar la actividad comercial de una empresa.
Hay dos tipos de amenazas asociadas con los ataques a las WLAN:
Bluetooth es un sistema de comunicación a través de una red inalámbrica de corto alcance que se usa normalmente en los teléfonos móviles, en los smartphones y en los portátiles. Los dispositivos Bluetooth se dividen en tres clases que permiten comunicarse en una distancia de entre uno a cien metros.
Quizás los usos más comunes de Bluetooth en los dispositivos móviles sean el uso manos libres del dispositivo y la comunicación a corta distancia entre dispositivos.
Podemos señalar tres motivos principales de preocupación relacionados con el uso de los dispositivos Bluetooth:
Hay dos tipos de ataques a través de Bluetooth:
Es importante que todos los usuarios comprendan la importancia de proteger los dispositivos móviles y las repercusiones de gran alcance derivadas de una negligencia.
El cifrado de datos es esencial y proporciona un alto nivel de seguridad a los datos que se transmiten a través de una red inalámbrica. También protege los datos almacenados en un dispositivo que se ha perdido o ha sido robado, ya que no se pueden leer sin la clave de descifrado correspondiente.
El cifrado de datos también tiene un papel fundamental en la protección de las redes inalámbricas contra el wardriving y el warchalking. Existen dos protocolos comunes para cifrar datos de una red:
El departamento de seguridad de la información de una organización suele tener una herramienta centralizada para implementar una política de seguridad en los dispositivos mediante la realización de los siguientes procedimientos: el uso de contraseñas, el cifrado de los contenidos, la implementación remota de aplicaciones y, en caso de pérdida de dispositivo, el uso de la función de bloqueo y borrado remoto.
Además, debe tener una política sobre el uso aceptado de dispositivos móviles que debe seguir.
Para que los dispositivos inalámbricos operen en una WLAN, todos los dispositivos deben usar el mismo nombre de red, llamado SSID (del inglés Service Set Identifier), que puede tener hasta 32 caracteres. Piense también en configurar una red inalámbrica para garantizar que las transmisiones estén protegidas contra ataques externos.
Una configuración como esta inhabilitaría la difusión del SSID. En la mayoría de los casos, los hardware de la WLAN vienen de fábrica con un SSID predeterminado, por lo que se recomienda cambiarlo como primer paso. Muchos administradores cambian este nombre por un nombre lógico que pueda identificar la red, pero es más recomendable crear una palabra con caracteres sin sentido.
Cuando deshabilita la difusión del SSID, los posibles atacantes no podrán conectarse a la red sin conocer el SSID. Deberá configurar cada dispositivo para que use el nuevo SSID cuando se conecte a la red. Aunque esto cree un nivel de seguridad adicional, sigue sin proporcionar una protección completa al acceso no autorizado.
Los usuarios finales tienen un papel importante a la hora de proteger la información sensible. Sobre todo, debe asegurarse de no dejar de supervisar nunca su dispositivo móvil, ya que cualquiera podría robárselo. Esto es incluso más importante cuando viaja, ya que no conoce su entorno.
También puede exigir la autenticación de encendido para los dispositivos móviles que se conecten a la red. Esta función solicitará una contraseña o PIN al usuario incluso antes de que el dispositivo esté completamente operativo.
La mayoría de los dispositivos disponen de una función de bloqueo automático que se activa cuando no se ha usado durante un cierto periodo de tiempo. También puede configurar una contraseña que debe introducir para desbloquear el dispositivo. Además, puede cifrar los datos de su dispositivo para protegerlo en caso de pérdida o robo.
Existen otros problemas que debe resolver para proteger el dispositivo y sus datos: la seguridad de las contraseñas, la discreción de los programas, las copias de seguridad, la mensajería instantánea y el correo electrónico, y Bluetooth.
Cuando hablamos de dispositivos móviles, nos referimos a dispositivos como los portátiles ligeros y los ultraportátiles, la tabletas, los smartphones y los asistentes digitales personales.
Al mismo tiempo, el aumento del uso de los dispositivos móviles implica que la seguridad sea un factor muy importante para proteger la información confidencial. Casi todos los dispositivos están conectados a Internet, lo que abre una puerta a los ataques malintencionados dirigidos a los documentos corporativos confidenciales, al correo electrónico, fotos, vídeos, así como a cualquier otra información personal, como la información bancaria o la lista de contactos.
1.- Amenazas a dispositivos móviles
La causa de los mayores riesgos de seguridad asociados a los dispositivos móviles es, precisamente, el hecho de poder llevarlos donde queramos. Los dispositivos móviles no solo son vulnerables a los ataques malintencionados, sino que también lo son a las amenazas malintencionadas que proceden del interior de la empresa.
Los dispositivos móviles usan la tecnología de redes inalámbricas para conectarse a las redes, que son más susceptibles a los ataques que las redes por cable. También es más fácil acceder a la información que se transporta. Estos servicios también pueden almacenar datos que, a menudo, están desprotegidos. Son vulnerables a los ataques de red y son un blanco fácil para los robos, que pueden hacer que la información confidencial se use de forma inapropiada.
Los dispositivos móviles también se han convertido en objetivos populares para el malware. El malware suele estar programado para usar un dispositivo infectado como medio para propagarse a otros dispositivos. Las funciones de hardware, como las cámaras web y los micrófonos, son puntos fáciles de entrada a través de protocolos y software asociados.
Las amenazas a la seguridad de los dispositivos móviles se dividen en tres categorías amplias: amenazas físicas, amenazas de malware y amenazas de red inalámbrica.
1.1- Amenazas físicas
Las amenazas físicas son los robos o las pérdidas de dispositivos. Los robos y las pérdidas son una amenaza directa para los datos almacenados en el dispositivo, ya que normalmente no se habrán establecido mediadas para protegerlos. Los usuarios pueden contribuir a evitar esta situación si son más cuidadosos con sus dispositivos móviles y si hacen todo lo posible para que no caigan en las manos equivocadas.
Siempre que sea posible, los usuarios malintencionados usarán los datos comprometidos para iniciar ataques contra la infraestructura y los sistemas de TI de su organización, lo que puede afectar a la confidencialidad del cliente, la pérdida de información corporativa, así como perjudicar a la reputación de la organización.
1.2- Amenazas de malware
Las amenazas de malware a los dispositivos móviles son las mismas que para los equipos de escritorio, llegando incluso a ser más destructivas. Esto sucede principalmente porque los programas antivirus para los dispositivos móviles no se han desarrollado al mismo nivel que los de escritorio.
Entre los tipos de malware más populares se encuentran los virus, gusanos, troyanos, spyware, backdoor, adware, rootkit, spam y spim, entre otros.
1.3- Amenazas de red inanlámbrica
Una red inalámbrica es una red de dispositivos que están conectados entre sí mediante la tecnología inalámbrica. La red también puede incluir unos cuantos componentes por cable pero, por norma general, la comunicación se produce de forma inalámbrica. Normalmente, las conexiones se establecen a través de diferentes longitudes de ondas o de ondas electromagnéticas de baja frecuencia. Este tipo de red se conoce como red de área local inalámbrica o WLAN.
El hecho de que la red sea inalámbrica la expone a cualquiera que tenga el tipo de interfaz de red adecuado. De hecho, interceptar una red inalámbrica es parecido a interceptar una conversación de la que se entiende el idioma en el que se habla.
Esto significa que las redes inalámbricas son bastante menos seguras que las redes por cable, si el acceso no está muy controlado. Las intrusiones en la red pueden ocasionar robos y daños en los datos, lo que puede perjudicar la actividad comercial de una empresa.
Hay dos tipos de amenazas asociadas con los ataques a las WLAN:
- Wardriving: consiste en buscar WLAN no seguras mediante un portátil o un dispositivo móvil desde un vehículo en movimiento. Una WLAN no segura suele ser una red controlada por un punto de acceso no cifrado, también conocido como AP.
- Warchalking: consiste en señalar las WLAN no seguras que se han descubierto gracias al wardriving dibujando símbolos o letras en la zona en la que se encuentran.
Bluetooth es un sistema de comunicación a través de una red inalámbrica de corto alcance que se usa normalmente en los teléfonos móviles, en los smartphones y en los portátiles. Los dispositivos Bluetooth se dividen en tres clases que permiten comunicarse en una distancia de entre uno a cien metros.
Quizás los usos más comunes de Bluetooth en los dispositivos móviles sean el uso manos libres del dispositivo y la comunicación a corta distancia entre dispositivos.
Podemos señalar tres motivos principales de preocupación relacionados con el uso de los dispositivos Bluetooth:
- la autenticación y la autorización: la conexión Bluetooth entre dos dispositivos se autentica a través del intercambio de las claves de paso configuradas en cada dispositivo. Las claves de paso deben cambiarse con frecuencia para optimizar la seguridad. Sin embargo, la clave predeterminada no suele cambiarse. Puede proteger su dispositivo si consulta la lista de sincronizaciones, una lista que muestra los dispositivos que actualmente están conectados a su dispositivo.
- la detección de dispositivos: el modo de detección es una parte esencial del dispositivo Bluetooth, que permite detectar un dispositivo para que pueda conectarse con otro dispositivo habilitado para Bluetooth. Esto podría facilitar que un posible atacante encuentre su dispositivo entre la multitud, aunque lo tenga guardado en el bolsillo o en un bolso. Puede desactivar la detección Bluetooth para proteger su dispositivo.
- el malware: los dispositivos Bluetooth también son vulnerables al malware, especialmente a los gusanos, y a la seguridad de las aplicaciones. La mejor forma de proteger el dispositivo es garantizar que el firmware esté actualizado y saber qué dispositivos están conectados al suyo.
Hay dos tipos de ataques a través de Bluetooth:
- Bluejackinges: es el uso de una conexión Bluetooth para enviar mensajes, fotos o vídeos no solicitados que puedan transmitir malware a un dispositivo móvil.
- Bluesnarfinges: aprovecharse de un punto débil en una conexión Bluetooth para omitir el procedimiento de autenticación y obtener acceso a un dispositivo. Las últimas actualizaciones de Bluetooth han corregido esta última vulnerabilidad. Sin embargo, la clave de paso de 4 dígitos sigue siendo vulnerable a los métodos de fuerza bruta que se emplean para averiguar la contraseña.
2.- Proteger los dispositivos móviles
Es importante que todos los usuarios comprendan la importancia de proteger los dispositivos móviles y las repercusiones de gran alcance derivadas de una negligencia.
El cifrado de datos es esencial y proporciona un alto nivel de seguridad a los datos que se transmiten a través de una red inalámbrica. También protege los datos almacenados en un dispositivo que se ha perdido o ha sido robado, ya que no se pueden leer sin la clave de descifrado correspondiente.
El cifrado de datos también tiene un papel fundamental en la protección de las redes inalámbricas contra el wardriving y el warchalking. Existen dos protocolos comunes para cifrar datos de una red:
- WEP: el protocolo WEP (del inglés Wired Equivalent Privacy) puede usarse tanto en dispositivos antiguos como en los más recientes. Sin embargo, no es tan popular como el WPA porque su sistema de cifrado no es perfecto.
- WPA: el protocolo WPA (del inglés WiFi Protected Access) mejora y resuelve los problemas de cifrado que presenta el protocolo WEP. WPA también proporciona al dispositivo la posibilidad de autenticarse en un servidor de red.
El departamento de seguridad de la información de una organización suele tener una herramienta centralizada para implementar una política de seguridad en los dispositivos mediante la realización de los siguientes procedimientos: el uso de contraseñas, el cifrado de los contenidos, la implementación remota de aplicaciones y, en caso de pérdida de dispositivo, el uso de la función de bloqueo y borrado remoto.
Además, debe tener una política sobre el uso aceptado de dispositivos móviles que debe seguir.
Para que los dispositivos inalámbricos operen en una WLAN, todos los dispositivos deben usar el mismo nombre de red, llamado SSID (del inglés Service Set Identifier), que puede tener hasta 32 caracteres. Piense también en configurar una red inalámbrica para garantizar que las transmisiones estén protegidas contra ataques externos.
Una configuración como esta inhabilitaría la difusión del SSID. En la mayoría de los casos, los hardware de la WLAN vienen de fábrica con un SSID predeterminado, por lo que se recomienda cambiarlo como primer paso. Muchos administradores cambian este nombre por un nombre lógico que pueda identificar la red, pero es más recomendable crear una palabra con caracteres sin sentido.
Cuando deshabilita la difusión del SSID, los posibles atacantes no podrán conectarse a la red sin conocer el SSID. Deberá configurar cada dispositivo para que use el nuevo SSID cuando se conecte a la red. Aunque esto cree un nivel de seguridad adicional, sigue sin proporcionar una protección completa al acceso no autorizado.
Los usuarios finales tienen un papel importante a la hora de proteger la información sensible. Sobre todo, debe asegurarse de no dejar de supervisar nunca su dispositivo móvil, ya que cualquiera podría robárselo. Esto es incluso más importante cuando viaja, ya que no conoce su entorno.
También puede exigir la autenticación de encendido para los dispositivos móviles que se conecten a la red. Esta función solicitará una contraseña o PIN al usuario incluso antes de que el dispositivo esté completamente operativo.
La mayoría de los dispositivos disponen de una función de bloqueo automático que se activa cuando no se ha usado durante un cierto periodo de tiempo. También puede configurar una contraseña que debe introducir para desbloquear el dispositivo. Además, puede cifrar los datos de su dispositivo para protegerlo en caso de pérdida o robo.
Existen otros problemas que debe resolver para proteger el dispositivo y sus datos: la seguridad de las contraseñas, la discreción de los programas, las copias de seguridad, la mensajería instantánea y el correo electrónico, y Bluetooth.